26 febrero 2007

En la Plaza del Pueblo...


No es la Plaza de Armas que conocí. La modernidad la tocó ha poco con su poderosa ala (para otros garra). No es mi plaza. La mía tenía dos piletas. En medio de la mayor había una gruta de piedras en la que los peces de colores se refugiaban de los ataques en picado de los guairavos que sobrevolaban al atardecer. Una rejilla de alambre la circundaba para resguardar a los cisnes de cuello negro que nadaban imponentes sobre el agua verduzca encerada con flores de loto. La pileta menor se ubicaba un poco al norte, grandes árboles la convertían en un lugar sombrío, fantástico escenario para jugar a los bandidos en las noches de verano. Tal era la plaza del pueblo de mi niñez.

Primera pausa...

Era un adolescente cuando vino la primera remodelación. En aquel tiempo una gigantesca rama de la "patagua" había dejado a la miseria el bello kiosco de fierro y madera en que actuaba el Orfeón Municipal bajo la batuta de don Rogelio Muñoz. Se vino guarda abajo como a las 3 de la tarde cuando los trabajadores municipales la cortaban para evitar precisamente que algún día destruyera el kiosco. El único testigo fue el fotógrafo de cajón que a esa hora ya estaba en su puesto de trabajo. Su lente registró el estropicio.
El alcalde Sergio Prado y los regidores acuerdan construir un nuevo kiosco donde mismo estaba el otro. Es el actual odeón. Pero no sólo eso. Se determina iluminar toda la plaza. A la sazón sólo se podía pasear aggiorno en el costado sur. En el norte, este y oeste el paseo era en penumbras, cosa muy considerada por los enamorados.




Segunda pausa...

Un señor constructor de apellido Marín, con dos hijas morenas y muy bellas, encabezó las obras.
Unos postes dignos de Stonehenge con cuatro inmensos focos de vidrio cada uno fueron instalados en cada costado de la plaza. Los decimonónicos del lado sur pasaron al centro para iluminar la región selvática . Al mismo tiempo se construyó el actual odeón al que los molinenses continuaron mentando kiosco y los cabros chicos simplemente " el tiosko". La inauguración fue para una fiestas patrias. Los postes del alumbrado eran verdaderamente un horror de horrores. De lejos semejaban una hilera de cruces, como ésas del final de la película Espartaco.

No hay más pausas...

Cuando niño crucé a diario la plaza en diagonal desde Quechereguas a la esquina de Roble para endilgar por Maipú hasta la escuela particular N° 8 Juanita Aguirre de Aguirre Cerda, más conocida como la escuela de las señoritas Ramos. En sus caminos interiores jugué a los bandidos. Anduve a todo chancho primero en monopatín, luego en triciclo y finalmente en bicicleta . Arrellanado en sus bancos leí como un poseso toda clase de libros pecadores. Reí como nunca con la presencia de uno de esos típicos alucinados que surgen en los pueblos chicos. El "loco del tarro" transitaba a toda hora con un lata sardinera vacía en sus manos al mismo tiempo que musitaba "la plaza pública, la plaza privada". Culminaba su perfomance poniéndose de cabeza y dando una vuelta cual trompo humanoide, pirueta que mucho tiempo después popularizarían los raperos. Por cierto no era del todo loco, en días de elecciones acudía muy elegante y presuroso a la Escuela de Hombres N° 1 en donde funcionaban las mesas de varones.
Finalmente, desde la plaza, haciéndome el de las chacras, también cateaba hacia la calle en donde tú vívías...Roble 1136 era el número...


Las fotografías: la actual plaza a las 16 horas, verano de 2007. El mismo fotógrafo testigo de la destrucción del antiguo kiosco ¿qué habrá sido de él?. En el mono en blanco y negro se puede observar con claridad como era el antiguo kiosco. Fue tomada un 18 de septiembre durante el acto patriótico previo al desfile. El oficial era un capitán de apellido Unda.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Olea encantador su blog,muchas gracias, me gustaria que Molina en alguno de sus aniversarios expusiera recuerdos como los suyos.
Mis primeros años tambien pertenecen a Molina claro que desde los 60 , en esos años fui a una audición de aquella radio que esta en mis recuerdos y claro la escuela nº1 fue mi primera escuela...muchas gracias por compartir tus recuerdos.
Juan Poblete V.

Anónimo dijo...

Insólito que tenga esta blog con algo más que lo sale en lo que uno busca en google de Molina.

Usted tiene recuerdos de la epoca de mi padre, claro que con mucha más memoria que la de el, por eso acudí a internet para sacar informacion y agradezco haberme encontrado con usted en el camino, se nota la dedicacion y lo importante que ha sido esta rica pero pobre comuna, digo rica porque tiene muchos atractivos e historia y pobre porque como dije antes es poco lo que se sabe y se difunde de la comuna, su historia, la cultura, las celebraciones, los lugares que visitar, entre otras cosas.

Espero que le siga dando espacio a este lugar que comunica con lugares como Bolsico o Cumpeo (donde veraneo seguido hace 22 años) y por supuesto el Parque Inglés y el Radal 7 tazas

Se despide una estudiante de Turismo del CFT Los Leones

Eileen Abrigo.

Anónimo dijo...

Viví parte de mi vida, al inicio de mi adolescencia yo diría en Molina; no literalmente lo que se llama "vivir", pero sí pasé algunos veranos en la casa de mi hermana mayor y tengo los mejores recuerdos del primer amor de mi vida... y que hasta hoy recuerdo con mucha ternura como si fuese ayer.
Sus palabras me llevaron a ese tiempo tan hermoso que es casi imposible olvidar.
Muy grato leer sus memorias, y ojala se sigan escribiendo memorias de Molina, un bello lugar que estará por siempre en mi corazón.
Verónica,Santiago

Raúl Olea Morales dijo...

El fotografo de cajón ta fallecido hace varios años, sus descendientes aún conservan su vieja máquina, el caballo no resistió el paso de los años. Ese desfile se hacía frente al Kiosko metálico, cuyas rejas están en jna casa de una Poblaciónen Molina, aún se pueden ver, son de fierro forjado.

Anónimo dijo...

Como no recordar mis inicios en Molina, llegué a esa ciudad cuando tenía 12 años, viví mi juventud ahí en calle Sta Elvira como se llamaba antes, trabajé en el centro Italo-español, también en la oficina de la Vía Sur al lado de El Refugio, y finalmente hice mi incursión en Radio Independencia, la que se posteriormente se trasladó a Curicó el año 1967 con el nombre de Radio Regional. Hoy ya retirado con más de 80 años de edad aún sigo recordando a mi amada Molina, allí conocí a la que fuera mi compañera de vida por casi 60 años, hoy sólo me queda su recuerdo como así mismo la ciudad en que nos conocimos. Querida ciudad de Molina la llevaré siempre en mi corazón.