06 julio 2011

El templo parroquial

Con toda seguridad fue un anticuario el que, por encargo, birló hace una veintena de años el viejo reloj de péndulo que daba las horas en el templo. Se ubicaba a la izquierda de la mirada de los fieles, hasta que un día no estuvo más.
Por propia decisión dejé de ser católico ha un buen tiempo. Prefiero comunicarme con dios sin intermediarios porque mirados, sin una pizca de soberbia, éstos me resultaban más ignorantes que yo, con menos experiencia que yo en muchas ámbitos en los que predicaban pero no practicaban.
Guardo, sin embargo, un buen recuerdo de los curas de mi infancia a quienes muchas veces me he referido en mis escritos. Don Samuel Pérez, José Luís López, y también el cura Reyes, hermano de don Jorge, director de El Lontué, y de Carlitos, funcionario municipal. Reyes era, ilo tempore, párroco de San Clemente, adusto, de voz grave, aparecía de vez en cuando por el pueblo enfundado en una décimonónica sotana un tanto brillosa por el uso. Curas locales nada más que esos. Aclaro, por alguna razón, nunca dependí para nada de ellos. Claro me confesaba y comulgaba, las penitencias eran habitualmente un padrenuestro y una avemaría, lo que da clara cuenta de mi calidad de pecador de tercera división, lo soy hasta hoy.
Ayudé también a decir misa sin integrar oficialmente la mesnada de acólitos, ataviados con sotana negra y sobrepelliz, que en un momento actuó en la parroquia. Usábase latín, una campanilla para saludar la consagración. Creativo enviaba mensajes en morse a mi novia, directos a su barbilla, con la patena con que auxiliaba al cura para dar la comunión. Una dulce sonrisa era la respuesta. No esperaba más.
Los domingos subíamos con otros rapaces al inconcluso campanario para colaborar con el sacristán, Colemacho su apodo, en la tarea de tocar las señas para llamar a la misa de 11 y también repicar. A esas alturas ya había leído "Nuestra señora de Paris"y me imaginaba allí, a veinte metros del suelo, el drama del jorobado Quasimodo y la gitana Esmeralda víctimas de las intrigas criminales del archidiácono Frollo.

10 abril 2011

Lorenzo Varoli

Desde que en mi familia, los Olea-Astete, contamos con un automóvil mis hijos siempre se han referido a mí como "Varoli", habida cuenta que no les impresionaba para nada la velocidad que acostumbraba a imprimir a los vehículos en que ellos eran pasajeros camino del colegio, la universidad u otro sitio. Ahora manejan sus propios autos y la referencia a Varoli continúa. Debo haber sido yo quien les mencionó alguna vez a Lorenzo Varoli como un as del automovilismo, jamás se les olvidó.
Lorenzo Varoli Gerardhi (Talca 1901,-Constitución 1960) gran campeón de turismo carretera, ganó competencias en Chile, Argentina y en otros países del continente. Ocupó un cuarto lugar en una carrera más larga que sentimiento ,entre Caracas y Buenos Aires, en 1948; primer lugar en una Arica-Santiago y tuvo descatada participación en la denominada 14 provincias argentinas. En todas condujo su famoso Ford V8, motor de ocho cilindros en V.
Los años 1948 y 1949 fueron los de mayor gloria. Tanta que a fines del 49 fue recibido con honores en casi todas las ciudades entre Rancagua y Talca, también en Molina.
El pueblo lo recibió con un arco de triunfo en el cruce de San Pedro. Luego la caravana encabezada por Carabineros montados en motocicletas marca Indian dotadas de side car, ingresó hasta la plaza en donde los niños de las escuelas formaron filas con banderitas en las manos para lanzar vivas a Varoli que saludaba desde la ventanilla de su V8. Ocurrió todo como a las cuatro de la tarde. Lo recuerdo porque mi madre me llevó a mirar las motocicletas de carabineros estacionadas enfrente de la librería del señor Fiqueroa, en plaza sur, y me sentó por algunos instantes en el interior del side car de una de ellas. De Varoli recuerdo su estatura, sus pantalones anchos sujetos con suspensores y su sonrisa. Debo haberme empinado por los 6 años.

Bill Halley y sus Cometas, en Talca

En alguna entrada de este blog conté que Juan Mecklenburg fue uno de los escasos molinenses que fue a Talca para concurrir al espectáculo que ofreció allí el famoso Bill Halley, uno de los primeros rockeros de la historia. La fotografía me ha dicho Luis Antonio un primo suyo que tuvo la gentileza de enviármela, corresponde exactamente a la actuación del astro norteamericano y su banda en el Estadio Fiscal talquino. Juan en esa época se distinguía de sus compañeros de generación por sus blue jeans y su camisa roja. A los hoy jeans se les conocía en esos años, fines de la década del 50 como pecosbill, en alusión a un vaquero héroe de historietas.

17 marzo 2011

La vieja estación de Molina


No hallé por ninguna parte al jefe de estación que yo conocí , el señor Fantobal, don Santiago, que recibía y despachaba trenes tocado con una gorra de conductor pero orlada con una cinta de rojo vivo, aparte de eso lucía una ostentosa insignia en que se podía leer "Jefe de Estación". Era, ilo tempore, una autoridad en el pueblo, y en los fastos cívicos ocupaba lugares de privilegio.
Hoy que no está don Santiago todo ha sido automatizado. Los cambios de vía, el cierre de los cruces, etc. todo se maneja al estilo del tren eléctrico de juguete que siempre he soñado tener.

El edificio de la estación está fuera de uso como consecuencias del terremoto. Habrá que levantar uno nuevo y firme, aún cuando el actual sirvió, sin temor a equivocarme, por casi cien años.
Desde esta estación, hoy con una cintura naranja de seguridad, partíamos la tarde del domingo a Talca para llegar antes de las 9 de la noche al internado del Liceo.

Recuerdo con nostalgia el ingreso, por la primera línea ,del convoy de pasajeros tirado por una locomotora marca Mikado (japonesa) que resoplaba furiosamente al tiempo que los frenos chirriaban y el vapor escapaba con agudos silbidos. Se imponía, sin embargo, por sobre todos los demás sonidos el talán talán de su brillante campana...

12 marzo 2011

Lolita

El diario Clarín (firme junto al pueblo) que circuló entre 1954 y 1973, a mediados de la década de los años 60 publicó lo que los periodistas denominamos "un mono" titulado "Lolita". Se trataba de un dibujo de una chica rubia y curvilínea acompañado con una lectura breve puesta en un globo que salía de su boca.
El autor era Alberto Vivanco. ¿Cómo conectamos esto con Molina?...
Les cuento. Debe haber sido fines del año 62 o en pleno 63, cuando el diario Clarín publicó una crónica sobre una muchachita, a lo sumo tendría 15 años, de una belleza no común y que había experimentado en Santiago una serie de abusos sexuales de parte de un adulto. Hubo publicaciones en días sucesivos y en una de ellas la jovencita contó que provenía de Molina.
La historia de la adolescente rubia y la película de Stanley Kubrick "Lolita" estrenada en 1962 y que adapta al cine una novela del ruso V.Nabokov, que narra el enamoramiento hasta el tuétano de un adulto (James Mason) de una muchachita de 14 años (Sue Lyon), incentivaron la imaginación del dibujante Alberto Vivanco para crear el personaje "Lolita" que diariamente publicaba Clarín.
Me reservo el nombre de la chica. Pudiera haber regresado a Molina, tener hijos y haber llegado a ser una respetable abuela.
De la "Lolita" de Vivanco surge también la expresión, aún en uso, "lolita" que identifica a una adolescente del género femenino.

22 febrero 2011

Molina en 143 páginas


Ficha
Título "Molina, La Ciudad...sus crónicas e historia"
Autor Rigoberto Alcaíno Ocaranza
Páginas 143
Impresor I.Gutemberg, Talca
Año 2009

Se trata, sin duda, de un magazine sobre Molina. La aparentemente moderna palabra magazine procede del árabe almahazen, cuyo significado español es la hermosa palabra almacén. El libro de Rigoberto Alcaíno, su primer tomo, es un almacén muy surtido sobre el pueblo.
Reseña con detalles, en algunos casos más que en otros, hitos en la historia de Molina. Espigo: batalla de Quechereguas; ab urbi condita, desde la fundación de la ciudad; accidente de Ponce y Berguño; el cura Pérez; los antiguos habitantes de la zona de las Siete Tazas; los periódicos del pueblo, énfasis en el Lontué y en El Día; la radio Independencia y la Plaza de Armas.
Párrafo aparte merece la referencia a Luis Cruz Martínez. Muestra historias que reafirman la tesis "Luis Cruz Martínez nació en Molina" que tomó fuerza definitiva luego de desempolvar el certificado de bautizo del héroe, firmado por un cura de apellido Gálvez.
Las festividades del Centenario de Molina (1934) surgen correctamente reseñadas, el texto traslada a otra época, un tiempo tal vez más sencillo y diáfano. La fuente esencial, el periódico El Día. Supe recién que el presidente de la república Alessandri Palma no concurrió para presidir los fastos. Acto muy principal del festejo, la inauguración del edificio del cuartel de carabineros, el mismo que se desplomó el pasado 27 de febrero.
Datos que no hallé, inauguración del actual edificio de la Municipalidad. Tiene que haber sido 1948 0 1949. ¿Por qué? tengo una fotografía de primera comunión frente a un espejo de agua que hubo al costado norte, fue tomada en 1950. Otra aclaración, el kiosco antiguo de la plaza quedó a la miseria a mediados de los 50 (alcaldía de Prado), por aquella dichosa rama desprendida de la vieja patagua, lejos de los años 40. Son detalles.
La edición del libro requirió mayor cuidado, los duendes del taller alteraron, aunque mínimamente, la tipografía; pudo haberse ordenado de manera más lógica el contenido. Sabemos de las dificultades de un editor a distancia.
Recomendaciones: léalo. La Municipalidad debiera establecerlo como bibliografía en las escuelas básicas como una manera de preservar el ser molinense.

Hugo Olea M


01 enero 2011

La esquina de la Carmelita Osorio

Aquí estuvo hasta los años 60 el negocio de la Carmelita Osorio. Frutas y verduras eran su especialidad. En noviembre las flores de papel con que la gente del campo acostumbraba a adornar las rejas de las tumbas de sus deudos en el cementerio parroquial.
En noviembre la Carmelita iniciaba la temporada de helados que se prolongaba hasta marzo. Cabros chicos comprábamos "un bañito" de helados, habitualmente sabor frutilla o bocado.
Antes del terremoto del 27 de febrero del año desgraciado de 2010, el local de la Carmelita ya estaba en ruinas.

Fotografías tomadas el 31 de diciembre de 2010




17 septiembre 2010

El mítico Putú




Niños alternábamos nuestros veranos en la cordillera y el balneario de Constitución. Allí por la mañana era la playa y al caer la tarde un paseo por el muelle junto al río. Extasiados mirábamos como las personas balseaban el Maule para dirigirse a Putú. "Al otro lado está Putú", confirmaba mi madre. Vine a desentrañar el misterio de Putú sólo en el invierno de 2009. Llegamos a Putú, a tiro de piedra de Constitución (10 kilómetros). Un pequeño caserío alrededor de una plaza. ¿Cómo era hace cincuenta o más años?...lo imagino mayormente minúsculo y rural aún.
Las fotografías pueden darles una idea de lo que es hoy...

19 mayo 2010

Mi casa...

Eran las 7 de la mañana. Dormíamos con mis hermanos en la habitación que daba a la calle. De pronto un temblor muy fuerte nos hizo evacuar nuestras camas y en segundos nos ubicó en el patio junto a la pileta, a una distancia de veinte metros. Allí ya estaba Aurelia, la empleada de la casa, que clamaba ¡misericordia, señor!, simultáneamente se daba golpes en el pecho. Tiene que haber sido terremoto en alguna parte aseguró mi madre que se integró segundos después a la escena. Claro, había sido en Concepción y la ciudad quedó por el suelo. Era el 21 de mayo de 1960. Molina no sufrió daños, sólo el susto.
La vida continuó su rítmo normal. Hasta el día siguiente 22 de mayo cuando pasadas las tres de la tarde otro sismo que esta vez parecía que se prolongaría indefinidamente, causó pavor en la población. Fue el terremoto-maremoto de Valdivia. De eso a hoy han transcurrido 50 años. A la semana siguiente en un camión del regidor socialcristiano Héctor Ramirez, un grupo de voluntarios partimos una noche, con la ayuda de la gente de Molina para los damnificados. Jefe de la operación fue don René Jara el gerente propietario de radio Independencia. Llegados a Concepción la Intendencia nos fletó para Arauco y recuerdo que nuestro camión fue embarcado en un tren para atravesar el Bio Bio cuyo único puente habia cortado el terremoto justo en la orilla de la ciudad penquista.
El pasado 27 de febrero dormía, no se por qué, con un ojo abierto, cuando la casa de adobes en el campo de Florida, pareció que sería arrancada del suelo. Al igual que hace cincuenta años de nuevo en el patio pero ahora con mi esposa y nuestra amiga Verónica Fernández y su fiel Alejandra, todos en pijamas. "Tiene que haber sido terremoto en alguna parte", me acordé de mi madre.
Metido en el auto supe por una radio de Buenos Aires que el terremoto tenía su epicentro a cien y tantos kilómetros al noroeste de Concepción... Los periodistas denominamos a este tipo de hechos "noticia en progreso". Con el día vino también luz sobre lo ocurrido. Mi patria* adoptiva Concepción, estaba en el suelo, y también localidades de una vasta zona entre Temuco y Santiago. Molina sufrió igualmente daños, creo que como nunca antes, con un sismo. A la distancia casi imposible dimensionarlos...

* Ubi bene ubi patria ( Allí donde se está bien está la patria)

08 mayo 2009

En la plaza del pueblo, mayo del 50 y tantos...

Iván Rodríguez, Luis Díaz, X Lara y Hugo Olea

Luis Díaz, Hugo Olea, Sergio Díaz y Roberto Muñoz.

29 octubre 2008

Los evangélicos

Crecí como adolescente en la Iglesia Pre Concilio Vaticano II en que rogábamos perdón para los judíos culpables de la muerte de Cristo y se mencionaba de manera peyorativa a los evangélicos.

Confieso mis faltas: haber mirado como un pecador contumaz al Pastor Garrido que los fines de semana encabezaba, por las calles del pueblo, una columna de hombres, mujeres y niños que glorificaban a Dios, acompañados de acordeones, guitarras y panderetas. Se detenían en cada esquina. Durante la semana “tal hereje” oficiaba como comerciante de pescados en el mercado municipal.

Me pesa aún la contemplación curiosa que alguna vez hice del hermano Moena y su vistoso uniforme lleno de entorchados, en cuya gorra se leía “Ejército Evangélico de Chile”. Sin el atuendo fungía como un competente jardinero municipal. Junto a él marchaba, también de uniforme, un señor que habitualmente recorría las calles con su carrito heladero. Para anunciar su presencia soplaba un cacho de vacuno.

Liberado de prejuicios conocí evangélicos de muchas denominaciones. Entre ellos hombres sabios, como el desaparecido pastor bautista Aníbal Giordano. Me señaló una vez que tras la palabra canuto, “así nos dicen” aclaraba, hay todo un mundo de buena gente cuyo aporte a la sociedad chilena ha sido muy relevante. Un estado, gracias a Dios laico, como el nuestro, lo reconoce, enhorabuena, con el feriado del viernes próximo.

¿Qué se celebra? El día en que el fraile agustino Martín Lutero clavó sus 95 tesis contra las indulgencias en la iglesia del palacio de Wittenberg, 31 de octubre de 1517. Daba inicio la Reforma Protestante, una verdadera revolución no exenta de fanatismos por los contrarios que, por fortuna, han quedado en el pasado.



Publicado en el Diario de Concepción, 29 de octubre 2008