19 mayo 2010

Mi casa...

Eran las 7 de la mañana. Dormíamos con mis hermanos en la habitación que daba a la calle. De pronto un temblor muy fuerte nos hizo evacuar nuestras camas y en segundos nos ubicó en el patio junto a la pileta, a una distancia de veinte metros. Allí ya estaba Aurelia, la empleada de la casa, que clamaba ¡misericordia, señor!, simultáneamente se daba golpes en el pecho. Tiene que haber sido terremoto en alguna parte aseguró mi madre que se integró segundos después a la escena. Claro, había sido en Concepción y la ciudad quedó por el suelo. Era el 21 de mayo de 1960. Molina no sufrió daños, sólo el susto.
La vida continuó su rítmo normal. Hasta el día siguiente 22 de mayo cuando pasadas las tres de la tarde otro sismo que esta vez parecía que se prolongaría indefinidamente, causó pavor en la población. Fue el terremoto-maremoto de Valdivia. De eso a hoy han transcurrido 50 años. A la semana siguiente en un camión del regidor socialcristiano Héctor Ramirez, un grupo de voluntarios partimos una noche, con la ayuda de la gente de Molina para los damnificados. Jefe de la operación fue don René Jara el gerente propietario de radio Independencia. Llegados a Concepción la Intendencia nos fletó para Arauco y recuerdo que nuestro camión fue embarcado en un tren para atravesar el Bio Bio cuyo único puente habia cortado el terremoto justo en la orilla de la ciudad penquista.
El pasado 27 de febrero dormía, no se por qué, con un ojo abierto, cuando la casa de adobes en el campo de Florida, pareció que sería arrancada del suelo. Al igual que hace cincuenta años de nuevo en el patio pero ahora con mi esposa y nuestra amiga Verónica Fernández y su fiel Alejandra, todos en pijamas. "Tiene que haber sido terremoto en alguna parte", me acordé de mi madre.
Metido en el auto supe por una radio de Buenos Aires que el terremoto tenía su epicentro a cien y tantos kilómetros al noroeste de Concepción... Los periodistas denominamos a este tipo de hechos "noticia en progreso". Con el día vino también luz sobre lo ocurrido. Mi patria* adoptiva Concepción, estaba en el suelo, y también localidades de una vasta zona entre Temuco y Santiago. Molina sufrió igualmente daños, creo que como nunca antes, con un sismo. A la distancia casi imposible dimensionarlos...

* Ubi bene ubi patria ( Allí donde se está bien está la patria)

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