Crecí como adolescente en
Confieso mis faltas: haber mirado como un pecador contumaz al Pastor Garrido que los fines de semana encabezaba, por las calles del pueblo, una columna de hombres, mujeres y niños que glorificaban a Dios, acompañados de acordeones, guitarras y panderetas. Se detenían en cada esquina. Durante la semana “tal hereje” oficiaba como comerciante de pescados en el mercado municipal.
Me pesa aún la contemplación curiosa que alguna vez hice del hermano Moena y su vistoso uniforme lleno de entorchados, en cuya gorra se leía “Ejército Evangélico de Chile”. Sin el atuendo fungía como un competente jardinero municipal. Junto a él marchaba, también de uniforme, un señor que habitualmente recorría las calles con su carrito heladero. Para anunciar su presencia soplaba un cacho de vacuno.
Liberado de prejuicios conocí evangélicos de muchas denominaciones. Entre ellos hombres sabios, como el desaparecido pastor bautista Aníbal Giordano. Me señaló una vez que tras la palabra canuto, “así nos dicen” aclaraba, hay todo un mundo de buena gente cuyo aporte a la sociedad chilena ha sido muy relevante. Un estado, gracias a Dios laico, como el nuestro, lo reconoce, enhorabuena, con el feriado del viernes próximo.
¿Qué se celebra? El día en que el fraile agustino Martín Lutero clavó sus 95 tesis contra las indulgencias en la iglesia del palacio de Wittenberg, 31 de octubre de 1517. Daba inicio
Publicado en el Diario de Concepción, 29 de octubre 2008
1 comentario:
no tenia ni idea de esta información..
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